jueves, 11 de diciembre de 2014

MI ESCAPARATE FAVORITO

Los escaparates son la parte de las tiendas que más llama la atención. Son una propaganda muy buena y gratuita, ya que se puede ver desde bastante distancia y simplemente paseando por delante sin intención de ir a verlo;  no como los catálogos que, además de que cuesta dinero, tienes que tenerlo para poder verlo. Las personas, cuando les gusta un escaparate, se quedan mirándolo y muchas veces entran a comprar. También, si un escaparate es original y llama mucho la atención, la gente se para a mirarlo. Cada persona tiene un gusto distinto y se para a mirar un escaparate diferente. A mí siempre me ha gustado pararme a ver las fascinantes cosas que tienen las tiendas en sus escaparates.

         Las cosas que más me gustaban de pequeña eran, como a todos los niños, los juguetes; por eso los escaparates que más me gustaban eran las jugueterías. Aquí en Avilés no hay muchas jugueterías, pero algunas que me gustaban eran Majafrán y Suro.

         Como a la mayoría de la gente, cuando te haces mayor los gustos cambian, actualmente no me gustan las mismas cosas que hace varios años. Ahora me decanto más por otro tipo de tiendas, y me paro a mirar escaparates de ropa, de decoración, de manualidades, etc. También me gusta ver los escaparates de alguna tienda de ballet.

         Me suelo parar a ver los escaparates de Bershka, Zara, Pull and Bear, Lefties, aunque en algunas de éstas no encuentro mi talla, pero me gusta mirar su ropa. Las tiendas de decoración que me suelen gustar son: Casa, Laura Ashley y muchas otras más; los escaparates de estas tiendas siempre están muy bien decorados con tazas estampadas, bandejas, vasos, platos, cajas, joyeros, lámparas, etc. Además me gusta ver los escaparates de estas tiendas cuando llega la Navidad, porque están decoradas con muchas luces y adornos navideños muy coloridos.
         Me gusta ir de tiendas con mi madre o mi tía, y si veo un escaparate que me guste siempre entro.

         

Inés Gómez Suárez     1º ESO B




MI ESCAPARATE FAVORITO


        Mi escaparate favorito ha sido siempre, desde muy pequeño, el de una tienda que había en mi barrio. Era un comercio de ropa como cualquier otro, y, durante el año, el escaparate no tenía nada de original: era muy soso y aburrido, solo ropa y, como mucho, algún pequeño peluche. Pero cuando llegaba Navidad todo cambiaba. Era entonces cuando se convertía en un escaparate extraordinario para mí. Y el cambio no se debía tanto a la decoración navideña, que era la típica de esas fechas: luces, colorido, brillos dorados y plateados, bolas, adornos y cintas brillantes, paquetitos de mentira con sus bonitos envoltorios, el flameante nacimiento con su portal de Belén, casitas, pastores, Reyes Magos… No; lo más interesante para mí tenía que ver con la original idea que, invariablemente cada año, ponía en marcha esa tienda: oculto entre las figuras y demás elementos del nacimiento, colocaban un diminuto pollito negro, y al niño que lo lograse descubrir le daban un premio a base de chuches, cambiándolo entonces a un nuevo sitio, hasta que otro niño lo volviese a encontrar.

        Yo me quedaba eclipsado, durante mucho tiempo, mirando el escaparate, buscando y buscando. Y eso, con la música de los villancicos de fondo y el ambiente festivo, me resultaba muy emocionante.

        Los primeros años, cuando aún era muy pequeño y ni siquiera alcanzaba al escaparate, me encaramaba a su repisa y me quedaba allí colgado como un mono, mirando. Ahora sigo parándome a buscarlo, pero, afortunadamente, ya no necesito encaramarme.

 David Martínez Castañón. 1º  ESO B

                    
MI FAMILIA
    
       Mi familia es bastante longeva. Mis abuelos llegan a los 85 años.
    Mis abuelos maternos se llaman María del Carmen García y José Ramón Fernández. Voy a empezar hablando de mi abuelo José Ramón Fernández, o, como yo lo llamo, “tugüelo”. Mi abuelo fue y sigue siendo  ganadero. Está muy bien para su edad, 85 años, ya que puede atender a sus 4 vacas e ir hasta un prado que le pertenece en bicicleta. También conduce. Mi abuelo siempre fue de ideas fijas, lo que quería lo conseguía.
     Mi abuela María del  Carmen, tiene 78 años. Ella está un poco peor de salud; eso es debido a lo que trabajó en el campo y como ganadera toda su vida. Ella es de Luarca pero se mudó a Campañones, Corvera, cuando se casó con mi abuelo.
     Mi tía Ana Isabel vive con mis abuelos, aunque a ella le gustaría más vivir en la ciudad.
     Mis abuelos paternos se llaman Luis Martín y Cipriana Martín. Mi abuelo Luis Martín es de Salamanca, concretamente, de Paradinas de San Juan, aunque  vive desde hace 49 años en Avilés con mi abuela.
     Mi abuela, Cipriana Martín, fue ama de casa. Atendía a mis tíos, cocinaba, planchaba… También es de Paradinas de San Juan y también se fue a vivir con mi abuelo a Avilés.
      Mis abuelos maternos, Mª del Carmen y Jose Ramón, tuvieron a mi tía Ana Isabel y a mi madre, Mª Jesús Fernández García. Tanto mi madre como mi tía ya sabían ordeñar o “catar”(en asturiano) a los  2  años.
    Mi abuela Cipriana y mi abuelo Luis tuvieron a mis tíos: Luis, Braulio, Mari Cruz, Jose y mi padre. Mis tíos nacieron en Paradinas de San Juan y vivieron allí unos años; mi padre también nació allí, aunque solo estuvo un mes.
    Ahora os voy a hablar sobre mi padre, Andrés Martín Martín. Mi padre fue un niño y un chaval un poco trasto. De niño se iba a jugar con unos amigos a unos sótanos que había en Versalles a pedradas; jugaban a lo bruto.
    De chaval no se le daba bien estudiar, así que no lo intentaba y, en vez de eso, se iba a robar manzanas con unos amigos y, cuando el dueño los veía, sacaba la escopeta cargada de cartuchos de sal.
     Mi padre tenía momentos buenos y momentos malos. Padeció la enfermedad del Tifus causada por beber agua en mal estado. Tuvo que estar dos meses en la cama poniéndose inyecciones. Ahora mismo está en paro pero es albañil.
     Mi madre, Mª Jesús Fernández García, es una mujer muy lista y luchadora por lo que quiere como mi abuelo. A ella se le daba muy bien estudiar, todo lo contrario que a mi padre, y por esa razón se marchó muy joven, con 20 años, a Inglaterra para aprender inglés, cuidando niños, planchando…Solo podía hablar con mi tía y mis abuelos una vez a la semana. Ese esfuerzo mereció la pena porque ahora tiene un magnífico trabajo.
     Cuando mi madre y mi padre se casaron, se fueron a vivir al barrio Quirinal, donde nacimos mi hermana Laura, mi hermano Diego y yo.

         Nuria Martín Fernández  1ºB.


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