lunes, 9 de abril de 2018

Otras versiones de cuentos clásicos


LAS NUEVE CABRITAS Y EL PERRO VIEJO

Un día soleado, estaban las nueve cabritas y su madre pastando hierba fresca en el prado. Eran suaves como la seda, su pelaje blanco como la nieve y sus suaves mejillas de un color rosado. Lucían lindos y largos vestidos cosidos a mano por su madre y cada uno de un color diferente. Se llamaban: Candela, Lucía, María, Claudia, Gloria, Marta, Marina, Raquel y Fiona.

Al anochecer, las cabritas y su madre volvieron a la casa, cenaron y se echaron a dormir. Poco después de dormirse oyeron en la puerta:”toc, toc, toc”. Todas se despertaron. Su madre, preocupada, les dijo a las niñas que no se alarmaran y fue a abrir la puerta, pero primero preguntó:

-¿Quién es?¿Quién llama a estas horas?

-Soy Pedro, un perro viejo y hambriento que necesita un refugio para pasar la noche, por favor.

La madre abrió la puerta extrañada, pero con ganas de ayudarle.

-¡Muchas gracias buena mujer! Por favor deme un plato de sopa caliente y un pequeño sitio donde dormir.

-Está bien, pase. 
La madre fue a ver a las niñas, porque aunque le había abierto la puerta al perro conocía muy bien las intenciones de este. Entonces le dijo a las niñas que se metieran en el sótano hasta que ella les abisara.

La madre pensó cómo poder librarse del perro. Él estaba durmiendo en la cama de la madre, entonces ella aprovechó para buscar la forma de matarle. Fue a la cocina a buscar un sedante, porque como era granjera los necesitaba para las vacas. Calentó un vaso de leche y metió dentro un cuarto de litro de sedantes. Se lo llevó a la habitación al perro.

 -¿Cómo te encuentras, amigo perro? –preguntó la madre.

-Bien señora, muchas gracias por su hospitalidad.

-No  hay de qué. Aquí le traigo un vaso de leche caliente para que duerma bien toda la noche.

-¡Gracias!

Pero el perro olió la leche y presintió que llevaba algo extraño. Entonces dijo:

-¡Se acabó señora! Yo he venido aquí con unas intenciones y voy a cumplirlas, y no va a impedírmelo.

El perro salió rápidamente de la cama y fue a por las cabritillas. La madre intentó impedírselo, cerró la puerta y la atrancó. Las cabritillas salieron corriendo de la casa, pero Marta no consiguió escapar y el perro se la comió. Las otras pudieron salir de la casa y descubrieron la forma de librarse del perro. Cogieron una pala del garaje y fueron adonde estaba el perro. La madre golpeó al perro en la cabeza dejándolo inconsciente. Todas las cabritillas juntas cogieron al perro y lo tiraron por un barranco.

Al final las cabritillas volvieron a su casa (sin Marta) y siguieron con sus vidas normales.

MARÍA FERNÁNDEZ FERNÁNDEZ





LA CAPERUCITA Y EL LOBO

Érase una vez una pequeña niña que aun con una sana vida,  ella era infeliz, no tenía tantos amigos como deseaba y se metía en líos sin querer. Vivía en una casita de madera con muchos detalles, esta casa estaba en pleno bosque, y cerca de ella, en una llanura, vivía su abuela. Un día en el camino hacia su casa se encontró con un lobo de pelaje oscuro.


-¿A dónde vas pequeña niña?-preguntó con una voz grave.-¿Hacia tu casa?

-Sí, está muy cerca de aquí – contestó Caperucita con una voz que temblaba.

-Ya veo… entonces no me preocupo de que te pase algo –dijo el lobo con una pequeña sonrisa de satisfacción.

Caperucita sin entender lo que pasaba sonrió y continuo su camino, el lobo observó a Caperucita que se alejaba dando saltitos, este dio media vuelta y comenzó a caminar. La niña llegó a su casa y abrió la puerta, al entrar se encontró con su madre.

-Hola, Caperucita, me alegro de que  hayas vuelto sana y salva, pero necesito que le lleves a tu abuela una cesta con varias cosas -le dijo su madre nada más verla.

-Claro, tardaré muy poco ya verás -dijo Caperucita.

-No es solo eso, me tengo que ir en un viaje a Londres por unos asuntos de trabajo, lo que significa que tendrás que quedarte este fin de semana con tu abuela -contestó su madre.

Luego de una larga conversación sobre el tema Caperucita cogió la cesta y se marchó cantando. En mitad del camino se encontró con el lobo y estos dos juntos marcharon hacia la casa de la abuela de Caperucita, por el camino fueron hablando del colegio en el que se encontraba Caperucita. Ya quedaba poco para llegar a la casa de la abuela de Caperucita, y el lobo y Caperucita hicieron el trato de quedar para jugar en un campo cerca de allí.

Desde lejos la abuelita observaba cómo Caperucita hablaba con el lobo mientras se acercaban, esta veía el lobo peligroso y pensaba que podría hacerle daño a Caperucita. Sin pensarlo tres veces llamó por teléfono a un cazador, y al día siguiente cuando Caperucita jugaba con el lobo en el campo, el cazador atacó al lobo con una escopeta. Caperucita volvió a la casa llorando, y la abuelita le prohibió salir de la casa el fin de semana.

El cazador corrió durante horas tratando de cazar al lobo, pero este era más rápido. El cazador se rindió, y el lobo para no meter a Caperucita en ningún lío más, se alejó de ella. A partir de ese día Caperucita empezó a tener más amigos y a ser más feliz poco a poco, pero ella sentía que alguien le protegía, y en efecto, el lobo la seguía para protegerla, evitando acercarse a la casa de la abuela, por si acaso. 

ELBA FERNÁNDEZ SALGUEIRO




El   Príncipe   Envidioso


Sobre una enorme columna, dominando toda la ciudad, se alzaba la estatua del Príncipe Envidioso estaba cubierta de oro y sus ojos eran dos grandes diamantes.


Cierto día, una paloma se refugió bajo la estatua para pasar la noche. De repente le cayó una gota de agua en la cabeza y le pareció extraño porque no llovía.

La paloma miró hacia arriba y vio que por las mejillas del Príncipe caían lágrimas. "¿Por qué se supone que lloras?", le preguntó la paloma.

El Príncipe le dijo que cuando estaba vivo poseía palacios, tesoros, sirvientes y riquezas sin fin, y ahora que había muerto ya no podía seguir acumulando tesoros. Por eso lloraba, lloraba de rabia. Todos los días veía a la gente de la ciudad y se fijaba sobre todo en los ricos, los que tenían lujosas casas y ropas. Deseaba poder estar vivo para tener el poder de arrebatárselo todo y quedárselo él.

Le dijo a la paloma, que se fijase en una mujer que estaba caminando por la plaza, y llevaba lujosas ropas y una bolsa llena de monedas de oro. La paloma enseguida entendió lo que el Príncipe quería y se fue volando hacia donde se encontraba la mujer. En un vuelo en picado le arrebató la bolsa llena de monedas y se la llevó al Príncipe, el cual le pidió que siguiera haciéndolo hasta que él se cubriera nuevamente de riquezas.

La paloma aceptó la propuesta del Príncipe ya que ella también sentía una atracción desmedida hacia el dinero. Así formaron un equipo incansable, pues cuanto más robaban y acumulaban más deseaban. Todos los días en la ciudad desaparecían bolsas de monedas, pañuelos bordados de oro, collares de perlas, anillos, pulseras…

Al cabo del tiempo la gente había comenzado a sospechar quién era el culpable de los robos, pues muchos habían identificado a la paloma como el criminal. Así que una noche, por el miedo a ser atrapada, la paloma se despidió del Príncipe y decidió huir antes de que fuera tarde.

El Príncipe se sentía muy feliz, pues tenía a sus pies toda la riqueza que deseaba y además no la tendría que compartir con la paloma ya que esta había  huido por cobardía.

El único temor que le quedaba al Príncipe era que cuando la gente se diera cuenta de la cantidad de oro y riquezas que lo rodeaban, vinieran a quitárselo. Pero no fue así, ya que todos pensaron que era cosa de magia y decidieron no tocar nada para que no les cayera una maldición.

GLORIA POVEDANO GARCÍA


LA PESADILLA DE PINOCHO

Érase una vez un muñeco con el que su dueño estaba obsesionado, aunque ya le hubiera dedicado mucho tiempo en su construcción, el amo de aquel muñeco le quería tanto como un hijo, incluso lo bautizó como ``Pinocho´´.
Pasó un día de su bautizo y un hada desterrada de sus tierras por la maldad que poseía en su interior entró en casa de Pinocho.
Allí poseyó a Pinocho y lo convirtió en un ser maligno. Su amo, destrozado, no podía entender qué había pasado. El amo se fue para no ver aquel lugar en el que según él crio a un monstruo. En el corazón de Pinocho todavía había luz. Una noche tenebrosa el amo volvió, Pinocho no estaba y el amo triste fue en su búsqueda.
El hada maligna que poseyó a Pinocho lo dejó en el sótano de la casa, estaba destrozado, lleno de agujeros, y moralmente estaba derrumbado. El amo destrozado decidió pintar aquella casa tenebrosa de la feliz infancia que vivió. Entrando en la casa, fue al sótano, y allí vio el cuerpo de pinocho, sin alma.
El amo lo llevó a una montaña donde siempre daba la luz de la luna. Pinocho pareció haberse recuperado pero el amo todavía sentía dolor, y fue al planeta de las hadas. Le dijo a Pinocho:
-Tú quédate aquí.
El amo se marchó hacia el mundo de las hadas, fue a quejarse a la reina de las hadas y le dijeron que había sido ejecutada. Al enterarse el amo volvió a la montaña.
Pinocho estaba durmiendo tranquilamente en su cama y soñó toda la aventura que supuestamente le había pasado.
LUCAS GARCÍA


Lilycienta

   Érase una vez una niña, una hermosa niña, que vivía en una pobre familia. Un día,  cuando tenía 6 años, a su madre le entró una grave enfermedad y al no tener dinero para pagar los medicamentos murió, y su padre cayó en depresión. Cuando tuvo una ligera mejoría, volvió a su trabajo que le obligaba a viajar, así que se tuvo que ir a Sidney. 


   De aquella Lily tenía 7 años, por lo que no se podía quedar sola en casa, así que llamaron a una niñera, que les quiso ayudar, por lo que invitó a Lily a ir a vivir con ella y con sus dos hijas.  Ella aceptó, pensando que le esperaría una maravillosa y nueva vida.


   A los 8 años de que su padre se fuera, Lily empezó a sospechar que algo le había pasado a su padre, pero su niñera lo negaba, y la empezó a obligar a servir de criada en su enorme mansión.


   Mientras limpiaba los baños, le llegó un SMS a su teléfono, que parecía una patata, diciendo:

   -Sentimos comunicarle la triste noticia, de que su padre ha fallecido a causa de una rabia radical. Ha estado ocho horas en urgencias hasta que se nos ha “escapado”. Lo sentimos muchísimo y le damos nuestro más sincero pésame, un cordial saludo:

Minería company

   Lily se puso a llorar al instante, tal como catarata desborda agua. En cuanto la niñera escuchó un solo ruido, fue corriendo hacia los baños, donde encontró a Lily llorando, estaba a punto de mandarla a dormir a la calle, pero le llegó un Whatsapp a su IPhoneX que decía:


   -El plan está completo, él ya no está.

Minería company 
   
   Justo cuando le iba a decir a Lily que ahora ella sería suya, le llegó otro mensaje:
   
   -Están usted y sus hijas invitadas al baile de fin de curso del High School Mighmoon. La temática ser príncipes y princesas así que vístanse como princesas y príncipes y vengan a disfrutar el sábado a las nueve de la noche, la fiesta no tiene fin, váyanse cuando quieran. A la una de la mañana se elegirán al rey y reina de la noche, que serán los vestidos y trajes más originales. Un saludo:
La dirección general del  High School Mighmoon

    Después de leer este mensaje, decidió esperar y mandar a Lily coser y diseñar los  mejores vestidos de la ciudad. Y así fue.


   Después de dos semanas de duro trabajo consiguió dos vestidos, los dos mejores vestidos de toda la ciudad, de todo el mundo, resplandecían como diamantes, como dos diamantes de varios quilates. Eran maravillosos.


   Pero…


   Pero, después de invertir todos sus ahorros en aquellos hermosos vestidos, ya no le quedaba dinero para hacerse uno. Tuvo que buscar y rebuscar en sus cajas, hasta que encontró un viejo vestido de su madre, así que se lo puso, pero ya sabía que no ganaría con aquel viejo vestido.


   Cuando se disponía a coger el bus para ir a la fiesta, se encontró con sus hermanastras que rápidamente llamaron a su madre, que junto a ellas le rompieron el vestido.


   Triste lloraba Lily en las escaleras de su casa, hasta que oyó sonar un teléfono al fondo de la casa, en el desván.


   Era un IPhone5, pero le servía, le servía para encontrar un vestido nuevo, así que empezó a rebuscar y encontró Wallapop y rebuscó, rebuscó y rebuscó y encontró a una persona con alias: “Hada Madrina” que vendía un vestido de princesa hermoso, y lo mejor era que lo regalaba por falta de tiempo, así que corrió, corrió y corrió a la calle de la Quinta Avenida y recogió el vestido y salió corriendo de nuevo hacia el instituto. Se metió en uno de los baños y se cambió rápidamente.


   Durante la noche disfrutó, bailó y cantó, pero escuchó a su niñera decir que ya se irían a casa, así que se despidió bruscamente del chico con el que bailaba, pero al irse, perdió su teléfono, el chico lo recogió y observó que era un teléfono antiguo, y que solo una persona en todo el instituto tendría uno igual.


   Puso un anuncio en el Instagram, y todos respondieron y vieron su historia, menos una de sus seguidoras, que al no tener teléfono no podría verla, investigó sobre ella y corrió hacia su casa, cuando entró la buscó, y la encontró, sin teléfono. Al instante le preguntó mil y una preguntas sobre su teléfono y ella con una temblorosa voz le dijo:


   -Lo siento, perdí mi teléfono y además solo era un Nokia pequeñito, pero al menos tenía Instagram.


   Al escuchar esto el apuesto hombrecillo, la abrazó, la besó y nunca jamás se separó de ella.



   Y ella feliz se despidió de su horrorosa vida para siempre.

LAURA ÁLVAREZ



LA GALLINA DE LOS HUEVOS DE CHOCOLATE


        Érase una vez una familia pobre con dos hijos que pasaban hambre. Cierto día que los dos hijos, Pablo y José, estaban dando un paseo por el bosque, un gnomo les encontró y les regaló una gallina que ponía huevos de chocolate.


Les dijo que pondría dos cada día, pero debían tener cuidado, porque si el resto de los niños se enteraban de que tenían una gallina que ponía huevos de chocolate, todos se la querrían robar. Los niños, flipando con lo que les había dicho el gnomo, corrieron a casa a contarles lo ocurrido a sus padres.


Esperaron pacientes hasta que la gallina puso el primer huevo y, efectivamente,¡estaba hecho de chocolate! A las dos horas puso el otro. Los niños nunca se habían quejado de que únicamente pusiera dos huevos de chocolate cada día, de hecho, estaban felices por ello. Los niños pusieron la gallina inmediatamente en un ponedero.


Leo, un amigo de Pablo y José estaba mirando por la ventana en el momento en el que la gallina puso los huevos. Él tenía la fama de ser un chivato y al día siguiente todos los niños sabían lo ocurrido. Como bien dijo el gnomo, los niños se pusieron celosos y quisieron robar la gallina. Leo fue el primero en intentarlo pero, en el momento en el que iba a robar la gallina, Pablo y José estaban a la espera de que pusiera otro huevo y, como era de noche, Leo no les había visto. Los niños, indignados por lo sucedido con aquel que era supuestamente su amigo, le echaron del cercado y cerraron las puertas con cadenas y candados.


Como ellos sabían que Leo era un chivato, supusieron que se lo había dicho a todos, y no tuvieron más remedio que esconder la gallina en un lugar donde sabían que nadie la encontraría. Muchos niños después que Leo intentaron robar la gallina, pero nadie era capaz de encontrarla. A día de hoy, el lugar donde está escondida la gallina sigue siendo un misterio, pero cada mañana les esperan a los niños dos huevos de chocolate en la mesa.



CLAUDIA BLANCO ALCÁNTARA



EL ANGELITO FEO
Érase una vez, en un mundo remoto, un pequeño ser con alas desmenuzadas y grises. ¿Era un ángel? En ese mundo todo el mundo eran ángeles. Cuando la gente lo miró dijeron:
 -¿No es una pato que se cayó de una montaña? -dijo un ángel.
 -¡No, es una lagartija con alas! -dijo otro asustado. 
El pobrecito tenía las alas rotas y negras en vez de blancas. En el colegio lo llamaban Alanegra. Los niños se burlaban de él por sus alas negras. 
A los 12 años le empezaron a salir dos pequeños bultos en la cabeza, lo que aumentó el acoso en el colegio. Hasta que un día apareció un mensajero del subsuelo diciendo que él no era un ángel, sino un demonio en desarrollo. Desde ese día voló en el infierno feliz con otros demonios.
MANUEL LUCIO


HANSEL Y GRETEL

Érase una vez dos niños llamados Hansel y Gretel, eran muy ricos, lo tenían todo. Pero a pesar de ser tan ricos, no eran famosos y eso era lo que querían. Estuvieron pensando como llamar la atención de la gente, pero no se les ocurría nada. Hasta que un día vieron en la televisión un canal en el que una pareja de amigos se perdía en una selva, y usando sus técnicas de supervivencia conseguían escapar. Así se les ocurrió la idea de perderse en una selva con un fotógrafo para que lo grabara todo.


Decididos con su idea, se adentraron en una selva en el Congo, sin comida ni agua, sólo con la ropa que llevaban encima. Ellos no tenían ninguna idea de cómo sobrevivir en la selva, así que estuvieron una semana perdidos. No tenían casi agua y el único alimento que conseguían eran gusanos, larvas y algunos frutos. Un día después, a punto de morir de hambre y sed,  encontraron un poblado indígena. Les llevaron ante el jefe, quien dijo que les alimentaran bien y les dieran un buen alojamiento.


Durante dos semanas estuvieron viviendo como dioses en este poblado, hasta que los encerraron en una jaula. En esa jaula también estaban dos chicos, quienes les avisaron de que estaban en un poblado caníbal. Hansel y Gretel se asustaron mucho y esa misma noche los indígenas sacaron a los otros dos chicos de la jaula. Hansel y Gretel pudieron observar como quemaban a estos dos chicos vivos y, después, casi muertos, los descuartizaron para comérselos. 


Aunque estaban encerrados, Hansel y Gretel eran los que preparaban el agua que bebían los indígenas en las comidas. Entonces, se les ocurrió un plan: envenenar el agua para matar a los indígenas. Durante dos días estuvieron recolectando veneno de las serpientes que se acercaban por su jaula, y el día de la fiesta de su muerte decidieron envenenar el agua. Cuando el jefe propuso un brindis, todos cayeron muertos al suelo. 


Aprovecharon entonces y se escaparon. Estuvieron recorriendo la selva durante días hasta llegar a una ciudad, desde la cual llegaron a su casa. Desde entonces, no volvieron a fiarse de nadie y tampoco tuvieron más contacto con la naturaleza.



ALEJANDRO ÁLVAREZ BARTOLOMÉ



EL TROMPETISTA DE TACAMELÍN


Hace muchos años existía una ciudad llamada Tacamelín. La ciudad era famosa por sus habitantes, ya que todos eran unos tacaños, por lo que ni los más pobres de la ciudad mendigaban.


Un día la ciudad fue invadida por una plaga de cucarachas. Eran enormes marrones y estaban por todas las casas, paredes y aceras. El rey ofreció 100 monedas de plata (una fortuna) a aquel que consiguiera librarse de las cucarachas .Muy poca gente lo intentó porque a todo el mundo les daban mucho asco las cucarachas, pero de aquellos que lo intentaron ninguno lo consiguió.



Después de dos semanas apareció un hombre bajo, gordo, con el pelo castaño, corto y de ojos azules. El hombre decía que él les libraría de las cucarachas, pero nadie le creyó. El hombre sacó una trompeta de una bolsa de cuero marrón que llevaba colgada. Acto seguido empezó a tocar una melodía muy rara y todas las cucarachas se dirigieron hacia el hombre. Cuando todas estuvieron allí, el hombre se fue y las cucarachas iban detrás de él bailando. Cuando llegó al campo, se detuvo sin dejar de tocar, esperó a que todos los pájaros del lugar se comieran a las cucarachas hasta que no quedara ninguna. 

Después fue a que el rey le pagara las cien monedas de plata de la recompensa, sin embargo solo le pagó cincuenta y le dijo que no le daría más. El hombre, indignado, dijo que se vengaría. Inmediatamente sacó la trompeta y tocó notas tan graves que todos los edificios de Tacamelín quedaron destruidos. Los habitantes de Tacamelín tardaron dos años en reconstruirlos, y desde entonces en Tacamelín nunca volvieron a ser tacaños.


ARTURO BLANCO ALCÁNTARA




La bella durmiente

Érase una vez un bebé que había nacido en un castillo y un día todo el pueblo fue a darle regalos y apareció la bruja piruja cantando una canción un tanto siniestra y sádica, decía así:

“Todos hoy vamos a cantar y las ovejas ver bailar, las ovejas su cabeza partirán y todos los niños esta noche morirán”.

Todos quedaron asombrados ante aquel cántico demoníaco, menos mal que el Hada Madrina le echó un hechizo para contrarrestar el otro hechizo, pero si se pinchaba en el dedo con una rueca se quedaría dormida eternamente y solo se podría despertar con el beso de amor verdadero.

En su decimoséptimo  cumpleaños salió por el bosque y se encontró unas ruinas de una casa en las cuales había una antigua rueca y ella al no ser consciente de ello la tocó, pero por desgracia se pinchó y cayó profundamente dormida.


2000 años más tarde una rana tuberculosa le metió la lengua hasta la yugular, y mágicamente despertó de aquel sueño profundo y la rana se convirtió en un príncipe y se casaron y tuvieron 14 hijos de tanta pasión que tuvieron.

ADRIÁN VIDALES




LA   BELLA  EN  SU MUNDO

Había  una vez, una hermosa princesita bla, bla, bla… Hoy no quiero contaros los típicos cuentos de princesitas, hoy os quiero contar la verdad sobre la Bella en su mundo, pero probablemente vosotros la conozcáis como La Bella Durmiente.

Había una vez una niña llamada Bella, pero la gente la conocía  como  ” La niña que no se entera de nada” o “ La  empanada de la vida”.  Sí es cierto  que algunas veces Bella no se enteraba de algunas cosas tipo: "Bella , había que hacer el ejercicio 7, no el 8, empanada" o "Había que estar  en el parque, ¡ay, que no te enteras de nada! Pero la gente no se miraba a sí misma y como no tenían vida se metían en la de Bella. Pero lo que no sabía la gente era que Bella no se enteraba de esos detalles, pero no porque fuese tonta sino porque estaba en su mundo. pero Bella se enteraba de muchas cosas aunque nadie lo supiera.

Un día Bella se encontró una pequeña casa de enanitos,  Bella se  metió  y de repente  apareció un pequeño enanito. Se llamaba Camilo,  él le dijo  que qué le pasaba que estaba triste. Bella le contestó:

- Nada, que estoy un poco cansada de que la gente se meta conmigo. 

Camilo le dijo:

- Si te tomas esta manzana, te convertirás en una persona perfecta y nadie se meterá contigo.

Bella aceptó. Los días siguientes empezó a tener los mismos errores y se dio cuenta de que el enanito le había dado una lección:  no  hay nadie perfecto.   

CLAUDIA GÚTIEZ         





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