miércoles, 5 de noviembre de 2014

INSTRUCCIONES PARA...



 LEVANTARSE DE LA CAMA

Seamos  sinceros, levantarse de la cama es difícil, muy difícil, dificilísimo, posiblemente es la acción más difícil del día. Por desgracia, levantarse de la cama es algo inevitable a lo largo de nuestra apasionante vida. Sin levantarnos de la cama no podríamos llegar a nada y si no llegamos a nada no podremos comprarnos otra cama si a la nuestra se le rompen los muelles o el somier.
El primer paso para levantarnos de la cama es despertarse. Despertarse es un proceso extraño, pasas de estar en una especie de mundo paralelo, a encontrarte en tu cama con una luz asesina apuntándote directamente a los ojos. El principal problema de despertarse es la hora a la que lo haces pero, madrugues o te despiertes tan tarde como quieras, despertarse siempre es “doloroso”. Nos pasamos varias horas al día durmiendo y al dormir parece que estás entre algodones, tu cama es el lugar más cómodo del mundo y salir de ella es costoso. Costoso porque las sábanas no quieren que te vayas, costoso porque tu madre cada vez grita más fuerte o porque el despertador no quiere callarse, costoso porque sabes que vas a hacer lo mismo que hiciste el día anterior  o porque queda mucho para el viernes, costoso porque has dormido poco,  por la resaca del sueño, costoso. 
    Hay una parte de ti que ordena que te levantes y la otra te impide moverte. Por otro lado, luchas por mantener los ojos abiertos pero, los párpados se caen con mucha fuerza. Poco a poco, todas esas “fuerzas internas”, que  impiden que hagamos lo que debemos, se van debilitando. Obtenemos, así, la fuerza necesaria para incorporarnos y sentarnos en la cama, dejando los pies colgando o tocando el suelo helado. Uno de los últimos pasos es frotarnos los ojos, arrastrándolos arriba y abajo con fuerza, es una manera de “despejar”. Suele haber un momento de hipnosis en el que nos quedamos mirando a la nada por unos segundos. Cuando al fin nos creemos preparados, saltamos de la cama a un nuevo día que acabará cuando regresemos al punto de partida.

      Una vez dicho esto, ya sabes que para levantarte de la cama tienes que:
- Incorporarte formando un ángulo recto con tu cuerpo.
- Intentar mantener los ojos abiertos.
- Frotar con fuerza ambos ojos.
- Estirar los brazos sobre tu cabeza, respirando profundamente.
- Posar un pie en el suelo, a poder ser el derecho.
- Posar el otro pie en suelo.
- Dar un paso hacia un gran día.

Carmen Fernández Casal    3º ESO D



ESCRIBIR EN UN ORDENADOR

         La barra espaciadora espera con impaciencia la llegada de la inspiración, mientras, que en la silla el escritor busca inspiración mirando por la ventana, algo lo distrae, y llama tanto la intención que hasta las letras del título de la pantalla se giran para ver qué es; y allí sentado al calor del fuego el gato ronronea de placer, siendo la causa de la distracción. La lluvia cae sin cesar afuera golpeando la ventana con un compás tan hipnótico como irregular.
         Y por fin llega la inspiración que le recorre el cuerpo como un escalofrío; desencadenando así una tormenta de ideas que se van escribiendo como por arte de magia en el ordenador. Primero se ven los dedos pulsando las teclas y después aparecen en el blanco del folio. Cuando se da cuenta, el escritor, la lluvia ya ha cesado y como si todo ese tiempo hubiera estado en trance mira su café con asombro al ver que aún seguía caliente, si no fuera porque solo había cinco líneas en la pantalla, este hubiera creído que llevaba un siglo escribiendo pues así es como se escribe en un ordenador, dejando volar tu imaginación.


Laura Álvarez García    3º ESO D



 UTILIZAR UN BOLÍGRAFO

      Lunes 20 de Octubre de 2014, primera hora, tenemos un examen de Matemáticas muy importante con el que nos jugamos la nota de la evaluación, llevaba preparándome para este día varias semanas, pero en ese momento en el que la profesora nos entregó el examen, me quedé totalmente en blanco, escribo cosas y rápidamente las borro dándome cuenta de que hay que hacer primero los paréntesis, poco a poco consigo hacer cinco de los siete ejercicios de los que consta mi examen, cierro mi bolígrafo, aparto mi examen, y me dispongo a pensar cómo puedo resolver los dos ejercicios que me quedan, pienso en todo lo que la  “profe” nos explicó en clase y en todo lo que “papá” me aclaró en casa, las ideas vienen a  mi mente, pero todavía no son lo suficientemente claras como para disponerme a escribir, tecleo un par de números en la calculadora, y, confusa, los vuelvo a escribir, anoto resultados en el papel a sucio que tenemos para hacer operaciones, entonces Carmen nos dice que entramos en los últimos 10 minutos de clase, rápidamente las ideas se agolpan en mi cabeza, me dispongo a abrir mi bolígrafo realizando los tres pasos que los estudiantes realizamos diariamente.
1-Coger el bolígrafo fuertemente con las manos y “desencajar”  el capuchón para dejar visible la punta.
2-El capuchón recientemente extraído lo colocamos en la parte trasera del bolígrafo (extremo contrario a la pica).
3-Cojo el bolígrafo de un extremo con dos dedos y me dispongo a acabar velozmente mi examen.
Rápidamente pienso, calculo, escribo y consigo acabar, aún me sobran unos minutos, así que decido revisar el examen para ver si he cometido algún error, efectivamente me doy cuenta de que cometí un grave error, ya que 232*2 son 464 y no 465 como yo había escrito, rápidamente vuelvo a realizar los pasos anteriores para volver a utilizar mi bolígrafo. Entonces, Mari Carmen dice: “Manos arriba, ha acabado el tiempo de examen, sin prisa proceded a entregarme el examen por orden de lista”, pero nos advierte de que ni se nos ocurra escribir un solo número más.
Afortunadamente, conseguí finalizar mi examen a tiempo, personalmente creo que me ha salido muy bien, pero la próxima vez estudiaré más para no volver a quedarme en blanco.
Qué haríamos sin los bolígrafos, algo que nos pasa totalmente desapercibido cada día y que es tan útil y necesario para los estudiantes, nada más y nada menos que nuestra principal herramienta de trabajo.

Ana Belén Sújar García 3º ESO D